domingo, abril 17, 2005

Foro Internacional

Foro Intercontinental

A lo largo de los últimos tres días, se ha celebrado el Foro Intecontinental, por Manos Unidas que, con objeto de dar a conocer la realidad de los países empobrecidos, sus desafíos y sus esperanza, ha supuesto un espacio de diálogo entre expertos del Norte y numerosas personas provenientes de países de Africa, Asia y América.


DECLARACIÓN FINAL
La humanidad, en la etapa actual, camina hacia un nuevo orden mundial humano, bajo el signo de la globalización. El Papa Juan Pablo II supo interpretar este fenómeno, un signo de nuestros tiempos, como una llamada de Dios a construir la globalización de la solidaridad y la civilización del amor.


En muchas regiones del planeta, hay incertidumbre y preocupación sobre el rumbo de la globalización económica actual, que deberá responder a los desafíos de la mundialización de los derechos económicos que garantizan la esperanza y la vida digna para más de 2.000 millones de seres humanos que carecen de ellos.

En Manos Unidas miramos hacia los pueblos de África, Asia y América, inquietos y esperanzados, ante los grandes retos que este proceso presenta para la vida, el pan y la paz de los pobres.

Reconocemos que, para los países en vías de desarrollo, la actual globalización económica puede ser positiva en la medida en que:

  • La creciente interdependencia entre las personas, las naciones y las
    economías refuerza la integración en los distintos continentes y en el mundo.
  • La apertura al comercio internacional está permitiendo a algunos países
    crecer rápidamente, crear puestos de trabajo y proporcionar más oportunidades de acceso a bienes y servicios básicos.
  • La mejora de las tecnologías de la información y la comunicación
    incrementa la movilidad y favorece la conciencia solidaria entre los pueblos, el conocimiento de sus necesidades, así como de sus fortalezas y debilidades.
  • Las economías de los países pobres procuran integrarse con éxito en un
    sistema global, ayudados por la facilidad de los transportes y de las comunicaciones, y del intercambio de todo tipo de bienes.
  • Como organización de la Iglesia española para la ayuda y cooperación al desarrollo del Tercer Mundo, en Manos Unidas nos enfrentamos al fenómeno de la globalización de los derechos económicos, con los siguientes criterios:

- La dignidad de todas las personas, creadas a imagen de Dios, y llamadas a
vivir la comunión en el seno de sociedades fraternas, abiertas a las necesidades de toda la familia humana.
- La opción preferente por los pobres y por los que están privados de las
condiciones básicas de una vida digna.
- La integridad de toda la creación y el destino universal de los bienes,
que deben estar al servicio del desarrollo de las generaciones presentes y futuras, garantizándoles el paso de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas.
- El bien común, como expresión de un orden político y social justo, que se
promueve y realiza a través del respeto y la defensa de los derechos humanos.


Por eso,
Denunciamos que, para los países empobrecidos, esta globalización económica es netamente ambigua o negativa en cuanto:

  • En algunas regiones del mundo, la diferencia entre pobres y ricos ha
    agrandado el escándalo de la desigualdad y la injusticia: mientras unos países crecen, otros permanecen estancados y muchos otros se encuentran en grave situación de declive económico.
  • La exaltación de determinados valores económicos, como la competitividad entre países y empresas, la libertad de iniciativa económica y la creación eficiente de riqueza, se hace a costa de la dignidad y de la vida de los trabajadores pobres, los más expuestos a aceptar condiciones de subsistencia.
  • El mercado del trabajo está sometido, en muchos casos, a leyes inicuas:
    para poder competir, se globaliza el trabajo precario, y se imponen leyes restrictivas a la inmigración sin atender a las exigencias básicas de la dignidad de los pobres.
  • Las nuevas formas de trabajo, en las "zonas francas de libre comercio",
    conocidas en Centroamérica como "maquilas", han agudizado la pobreza con rostro infantil y femenino.
  • Los alimentos tradicionales quedan en desventaja ante la importación, en
    muchos casos subvencionada por gobiernos del mundo desarrollado, de productos transgénicos de las multinacionales de los alimentos.
  • La destrucción del trabajo de los artesanos, de pequeñas y medianas
    empresas nacionales, y la absorción de las mismas por parte de multinacionales, han generado nuevas formas de dependencia económica y financiera del exterior, no siempre positiva para los derechos de los pobres.
  • Los Objetivos de Desarrollo del Milenio representan un esfuerzo más en la historia de la humanidad, que definen el grado de conciencia y de voluntad de la comunidad internacional de no permanecer indiferente y callada, ante la escandalosa situación de inhumanidad en la que viven casi 2.000 millones de personas.
  • Existen medios técnicos y recursos suficientes para alcanzar las metas y los objetivos de la Declaración del Milenio. Pero no bastan; es necesaria la creación de una conciencia solidaria y la movilización de la voluntad política y ciudadana, que se traduzca en la solidaridad del Norte con el Sur, a través de estrategias y compromisos concreto
  • Respetar con justicia y solidaridad la aportación real del 0’7% del Producto Interior Bruto de los países desarrollados para la ayuda al desarrollo.
  • Condonar o reducir la deuda de los países pobres, especialmente de los
    altamente endeudados, a cambio de avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
  • Transferir tecnología adecuada y formación de recursos humanos,
    indispensables para la promoción del desarrollo sostenible en los países en vías de desarrollo.
  • Incentivar la creación de iniciativas de economía solidaria y de
    organizaciones de trabajadores y empresarios que luchen por la justicia social.
  • Realizar progresos serios en el establecimiento de buenos gobiernos y
    administraciones eficaces que combatan la corrupción económica y política.
  • Llevar a cabo las reformas financieras y comerciales adecuadas para que
    los mercados trabajen a favor de los países en vías de desarrollo.